Ciclo

del agua

El agua es, sin lugar a duda, el líquido más importante en todo el planeta tierra, y el más abundante. Está presente en casi cualquier parte del mundo y, de no ser así, es casi seguro que no existiría vida en este planeta. Basta con decir que, en el caso de los humanos, alrededor del 70% de nuestro cuerpo está compuesto por agua, la utilizamos para producir alimentos y no podemos sobrevivir más de unos cuantos días sin beberla. En el caso de la vida a la que estamos acostumbrados, cosas como la electricidad o la mayoría de los productos manufacturados, dependen en gran parte del uso de agua para ser producidos.

Ahora bien, ¿Qué podemos decir de este líquido que necesitamos tanto? Molecularmente hablando, seguramente has visto el término “H2O” en alguna parte, pues se usa en muchas ocasiones para referirse al agua, y quiere decir que ésta es una sustancia compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Cuando hablamos del agua nos referimos a un líquido que carece de color, es insípido y no tiene ningún tipo de olor, aunque si se enfría, también puede presentarse en estado sólido, como hielo, o en estado gaseoso, como vapor, al calentarse. Como dato curioso, el agua es hasta la fecha, el único compuesto que, al congelarse, se expande en vez de hacerse más pequeño.

En la tierra, solemos dividir el agua en dos tipos, dulce y salada, puesto que solo podemos hacer uso de la primera para satisfacer nuestras necesidades primarias. Lamentablemente, alrededor del 97% de toda el agua que hay en el planeta azul (nombre con el que se ha llamado a la tierra por estar cubierta en ¾ partes de su superficie por agua), es salada, y solo el 3%, que es dulce, está realmente a nuestra disposición. Por si esto fuera poco, una buena parte de ese 3% está enterrada en depósitos subterráneos, o bien, congelada en glaciares en las orillas del mundo, aunque la mayoría es encontrada en ríos y lagos. En el caso del agua salada, la mayor parte la encontramos en los océanos, aunque también existen depósitos subterráneos de este tipo de agua.

Como te habrás dado cuenta, la vida en la tierra no podría prosperar sin la presencia del agua, pero es realmente costoso producirla. Si observamos además que el agua no se genera naturalmente, surge la siguiente pregunta: Si al día se consumen millones de litros de agua, ¿por qué no se acaba? La respuesta es relativamente sencilla, esto se debe a que el agua, si bien no se crea, si sigue un proceso de circulación natural que está dividido en algunas etapas, a través del cual es posible abastecer a todas las formas de vida del planeta con el vital líquido, sin que el recurso se agote. A este proceso se le conoce como ciclo del agua, o bien, ciclo hidrológico.

El ciclo del agua está dividido en 5 etapas, y comienza en los océanos, mares y ríos, con la evaporación, cómo ya se dijo antes, si el agua se calienta lo suficiente gracias a la exposición al sol, se convierte en vapor y asciende a la atmósfera, formando las nubes. Con el paso del tiempo, la temperatura de las nubes de vapor comienza a descender y el agua vuelve lentamente a tomar su forma líquida, es decir, comienza a condensarse. Una vez que la condensación ha terminado, comienza la tercera etapa: la precipitación, que ocurre cuando las partículas de agua condensada ya son demasiado grandes para mantenerse en la atmósfera y se ven arrastradas hacia la tierra por la fuerza de gravedad, cayendo sobre la superficie en forma de pequeñas gotas de agua, granizos o copos de nieve, en otras palabras, cuando ocurre la precipitación, se produce la lluvia.

Al caer la lluvia, una parte del agua es absorbida por la tierra para acabar en depósitos subterráneos, o bien, incorporarse en los cauces de ríos y lagos que eventualmente llegaran a los océanos, el resto del agua se evapora y vuelve a la atmósfera. A este proceso se le llama infiltración, y es uno de los métodos más efectivos para limpiar de contaminantes al agua, completamente natural. La quinta etapa del ciclo del agua se llama escorrentía, y hace referencia al traslado natural del agua a través de los diferentes cuerpos acuíferos, lo que la mantiene circulando y en continuo movimiento. En nuestro estado, alrededor del 62 % del agua de lluvia que cae regresa a la atmósfera, el resto se incorpora a ríos y lagos o alimenta acuíferos subterráneos.

Como habrás podido observar, a través de la filtración del agua en el suelo, la tierra es capaz de limpiarla naturalmente. Pero lamentablemente, por culpa de la acción humana, el grado de contaminación del agua es cada vez mayor y en ocasiones, no se limpia completamente. Debido a esto, se ha hecho cada vez más urgente el buscar formas más amigables de relacionarse con el ambiente.

Una buena parte de los contaminantes que ensucian el agua durante el ciclo hidrográfico provienen del aire, que se le adhieren durante la etapa de precipitación y condensación. Algunas de las actividades humanas que generan estos contaminantes son el humo de los automóviles y las fábricas, así como el que producen algunos electrodomésticos como las estufas o los calentadores, entre otros agentes dañinos que ya están en el aire. En ocasiones, incluso el polvo y la tierra pueden contaminar el agua. Por lo cual es muy necesario tomar acciones para cuidar el agua, pues de ella depende la subsistencia humana y del planeta.

¿Recuerdas por qué el agua no se termina, aun cuando al día se consumen millones de litros? Exacto, si bien vimos que el agua no se crea, si sigue un proceso de circulación natural que está dividido en algunas etapas, a través del cual es posible abastecer a todas las formas de vida del planeta sin que el recurso se agote. A este proceso recordaras, se le conoce como ciclo del agua.

Veamos en el siguiente tablero si puedes recordar donde están colocadas algunas de las etapas del ya mencionado ciclo del agua, descubre las dos cartas que son iguales; hasta terminar con todas las etapas. ¡Empecemos a jugar!

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